OTRO DÍA MUNDIAL DE LA SALUD MENTAL



La situación del trato que se hace en los distintos países de la salud mental no ha variado mucho respecto al año pasado, en el que ya hice una entrada sobre este tema en el blog. Sin embargo, en este año se ha publicado la nueva versión del catálogo de los distintos trastornos mentales que clasifica la Asociación Americana de Psiquiatría (APA) en su número 5.
Y una se pregunta qué pasa en la clasificación de los trastornos que tiene que ser revisada de forma contínua. No hay descubrimientos nuevos, no se conocen agentes patógenos externos, ni se erradican enfermedades como ha sucedido con la viruela. Aparecen trastornos nuevos, quitan antiguos, varían criterios de clasificación, lo cual significa que algunas personas que el año pasado no estaban enfermas, hoy lo están; y que personas que el año pasado se considerarían trastornadas, es posible que en este no esté tan claro.
Mientras, hay profesionales que desde su práctica clínica observan fenómenos como el Síndrome de Peter Pan, el de Emperador,. el de Ulises y el tan denostado desde el feminismo, de Alienación Parental, como si fueran descubrimientos de nuevos entes o cualidades del ser.
Lo que sí está claro es que, quitado de unos pocos trastornos con una base orgánica clara, como las demencias y algunas psicosis, el resto de trastornos dependen de la definición de "normalidad" y del grado de funcionamiento social que la cultura del momento determine. Durante toda la vida se había considerado que sufrir por la pérdida de alguien era lo normal y adecuado, y resulta que en la clasificación del DSM-V el duelo es un trastorno mental. Es decir, no se es una persona sensible y que ama, por eso susceptible de sufrir por la pérdida, sino que se está enfemo.
Amor conducido por la locura. Bounie
Creo que sucede con el concepto "trastorno mental" lo mismo que ha pasado con las clasificiaciones de rendimiento cognitivo. Hay algo en el modelo médico y en los conceptos de salud o bienestar mental que transforma las definiciones en estigmas. Igual que antes idiota, imbécil y cretino era una clasificación y se tuvo que cambiar porque se convirtieron en insultos, hoy en día cualquier malestar o sufrimiento psicológico se convierte en enfermedad.
Hace décadas que se inventó eso de la "antipsiquiatría", así que yo no digo nada nuevo. Aunque no comparto con ellos la visión romántica de la enfermedad mental, ya que si es una contestación antisistema, el individuo elige entonces una forma muy dura y autodestructiva de protesta, sí que creo que tenemos que combatir la idea que tenemos de enfermedad.
El bienestar mental de una persona NUNCA está exclusivamente en su individualidad. Nuestro bienestar depende de haber crecido y habernos desarrollado en una familia que tenga como objetivo la seguridad afectiva de los miembros que la componen, sobre todo de sus miembros más débiles, como son los niños. Estas familias deben estar en un entorno donde se posibilite que esa función pueda cumplirse. La sociedad debería tener unos gobernantes que legislen a favor de los individuos y no de las corporaciones económicas, y que fomenten el apoyo y las redes sociales en el caso de adversidad, enfermedad o pérdidas. Estas sociedades deberían pertenecer a un mundo donde se contemplen las interdependencias de todos los seres vivos y las características geográficas que sostienen los ecosistemas.
Así que no nos queda poco ni nada para que eso cambie...
Mientras tanto, hago un llamamiento a los profesionales que trabajan en la salud mental a que se nieguen a estigmatizar a la gente que les pide ayuda. Que sean críticos con los modelos y no crean en forma religiosa ciertos planteamientos de tratar al que sufre con los modelos reducidos de "evidencias" y "eficacias". Que pongan la humanidad y los afectos por encima de teorías y dogmas apriorísticos. Que abramos los ojos...

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