¿ES POSIBLE LA SOLEDAD?

Malcom T. Liepke

Soy vasto, contengo multitudes

Walt Whitman

Quizá la soledad no sea ontológicamente posible. ¿Alguien puede imaginarse naciendo en soledad? Se dice nacemos solos, morimos solos. Quizá podamos morir solos, pero jamás nacemos solos. Tampoco podemos crecer solos, porque moriríamos.
La vida humana es social e intersubjetiva: alguien nos da de comer aunque no nos mire; alguien nos cambia el pañal y nos limpia, con o sin afecto; alguien nos coge amorosamente en brazos o nos deja cansado en la cuna. Alguien nos sonríe, alguien nos pone cara de irritación cuando protestamos. Alguien nos deja llorar; alguien nunca deja que lloremos. Alguien nunca nos mira. Alguien...
Denis Sarazhin
Imágenes, recuerdos, emociones, movimientos, vacío, ausencia, presencia. Todo eso impregna nuestro cerebro, conformando nuestra mente que nos da un psiquismo poblado, como un mar lleno de islas que las unen, con puentes y balsas, mareas bajas y baños de sol. O quizá nuestra mente esté llena de agujeros negros que nos engullen.
Nuestra soledad no es solo la ausencia de otros. También es la presencia de otros que no nos miran, o a los que molestamos con nuestra existencia.
No estamos solos si tuvimos una relación de amor que pueda mantenerse frente a la privación y la ambivalencia. Estamos vacíos y solos si nuestro mundo interno es pobre, si no pudimos interiorizar alguien próximo que se relacionó con nosotros amorosamente. Entonces queda una depresión, una indefensión e impotencia en la que caemos como si fuera una hondonada estrecha y oscura, cuando la vida nos enfrenta

La base de que nuestra soledad sea tóxica o creativa, la base de que nuestra personalidad sea dependiente en extremo de los demás, o de que nos aislemos defensivamente; o que podamos encontrar un equilibrio entre soledad y compañía,  parte de la población inicial de nuestra mente, como si los pioneros de una tierra hubieran abonado o, al contrario,  arrasado la zona que poblaron. Hablaremos de la soledad según caigamos en los valles del amor o los pozos del desamparo.

Ana Cortiñas

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