ENSEÑAR A TOLERAR LA FRUSTRACIÓN A LOS NIÑOS

Pintura de Danielle Richard

Uno de los temas tópicos en los textos sobre crianza de los niños es que deben aprender a tolerar la frustración. Para eso, la forma que tienen los padres es poner límites a las demandas, y frustrar los deseos.
Sin embargo, pocas veces esta enseñanza hacia los padres se combina con la matización sobre la maduración de los niños y la distincion entre lo que son deseos y lo que son necesidades.
No debería haber límites ni frustración para los bebés recién nacidos y de pocos meses. Su sistemas de regulación fisiológica no se basan enteramente en su propio organismo, sino que necesitan del contacto y satisfacción materno para que se autorregulen. Constantes vitales como el latido cardíaco y la temperatura corporal son regulados por el tacto y el movimiento suave de ser mecidos. Toda la vida hemos visto cantar y mecer a las madres a sus recién nacidos, pero no sospechábamos de la importancia fisiológica que eso tenía. Poco a poco, y siendo satisfechas las necesidades del bebé, su organismo se autorregula y es capaz madurativamente de hacer otras cosas.
Meses después, el bebé ya tiene expectativas después de haber experimentado una y otra vez que cuando necesita algo tiene a alguien que le cuida con ternura; entonces ya puede esperar a que su madre prepare la papilla cuando tiene hambre.
Es decir, que en contra de lo que dice la lógica conductista, es no frustrando ninguna de las necesidades ni demandas de los bebés, como se permite que los niños puedan soportar demoras y frustraciones, porque tienen expectativas de ser atendidos. Les enseñamos a esperar con paciencia y tranquilidad.
A medida que el niño crece y madura, a las necesidades se van añadiendo los deseos. Desde luego que ninguna criatura necesita comer chuches, ni tener un montón de juguetes. Sus necesidades de alimento y de juego pueden ser cubiertos con cualquier material que les nutra de verdad y les estimule su imaginación y el juego simbólico.
Desde mi punto de vista y la de la teoría del apego, ninguna necesidad de ser atendido emocionalmente es un deseo o capricho. Y al ser una necesidad,. eso quiere decir que cuando necesitan ser consolados o ayudados a controlar su rabieta no deberían ser dejados a su aire. Eso no quiere decir atenderlos en plena rabieta, sino ayudarles a calmarse, y cuando estén calmados, empezar a explicarles las razones, e incluso, a partir de los 5 años, empezar a negociar. Cuando los niños ya tienen lenguaje, todo se facilita.

Tolerar la frustración es una enseñanza que todos necesitamos, pero jamás los padres tienen justificación para hacerla con lo que se refiere al afecto y el consuelo que todos desde la más tierna infancia necesitamos.

Ana Cortiñas

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