EL AMOR

La gente capaz de amar, en el sistema actual, constituye por fuerza la excepción; el amor es inevitablemente un fenómeno marginal en la sociedad actual”
Erich Fromm



¿Es el amor una característica biológica o una construcción social? ¿Un producto de la ética y del comportamiento moral o una característica de nuestro universo? ¿Un elemento espiritual o de nuestra biología? ¿o quizá todo eso?

Los humanos tendemos a pensar en términos dicotómicos, supongo que para facilitar el entendimiento de los fenómenos. Veo formulaciones sobre el amor que dependen del punto de vista de la persona que habla sobre él. Los etólogos nos muestran que los comportamientos amorosos y solidarios ya se dan en mamíferos superiores, incluidas las conductas de duelo ante la muerte de alguien cercano al animal, lo cual demuestra que los animales ya tienen representaciones mentales ligadas a los afectos; pero también los escritos constructivistas se olvidan de nuestras raíces biológicas para hablar de que el amor es una construcción social, al igual que el sexo, y que son las imposiciones capitalistas las que nos nublan con mitos opresores como los del amor romántico.

¿Y si todos tuvieran su parte de razón? Se impone pensar y comprender los fenómenos como algo complejo...

El apego es universal. Todas las culturas del mundo establecen relaciones de apego, aunque pueda variar la forma, los tiempos y los estilos de apego. Los estilos de apego también son universales, pero el establecimiento de sus formas dependerá de la sociedad en donde se establezcan las relaciones padres-hijos. En los humanos, preguntarse qué cosa es genético o qué ambiental no tiene sentido porque nuestro éxito como especie radica en la adaptabilidad; es decir, en la capacidad genética de aprender según las circunstancias ambientales en las que vivamos. La tendencia es genética, su expresión siempre será ambiental

La pulsión sexual es un universal también. La especie necesita reproducirse para sobrevivir. A cierta edad los niños se desarrollan con las hormonas, y aparece el deseo de unión sexual. Con quién y cómo varía según la sociedad y la historia de cada uno, pero un hecho indiscutible es que si deseamos reproducirnos, siempre será a través de un hombre y una mujer, aunque sea una unión in vitro... así que no todo puede ser una construcción social. Las mujeres tienen útero y vagina, y los hombres pene y testículos.
Otra cosa es que la sexualidad no sólo sirve para reproducirnos, sino también es utilizada como comunicación con el otro, para sentirse querido y querer, como satisfacción placentera y hasta podemos utilizarla como alivio del estrés...


Lo que también es evidente es que amor y sexualidad adoptan formas según las culturas, y que las relaciones de pareja y familiares pueden ser utilizadas como forma de control social. Se aceptan determinados tipos de relaciones, de familias y éstas son reguladas legalmente. De ahí que se considere una conquista social el matrimonio homosexual y esté penada en la mayor parte de países occidentales la poligamia

Este control no sólo es legal, sino también se perpetúa en forma de mitos y presiones para que amor y sexo adopten una única forma. Así tenemos una presión social para el amor romántico, para esperar de una única persona la satisfacción de nuestros impulsos, deseos y necesidades. Y así, es considerado amor la dependencia, la ilusión, la proyección de nuestros deseos en otros , y hasta el narcisismo que subyace a la elección de una princesa o un príncipe que nos proporciona nuestro valor.

Si bien la capacidad de relacionarnos amorosamente es un prerrequisito para nuestra salud psicológica, debemos ser totalmente críticos con las formas a las que nos condicionan para relacionarnos. Desde mi punto de vista, hay mucho más amor en una persona que vive sola pero que tiene relaciones empáticas, solidarias y afectivas, que una pareja unida por la dependencia mutua (que no interdependencia), la inseguridad y los celos.

Es hora de abrir los ojos a los que realmente es Amor...


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