SUEÑOS

Soñar es necesario para nuestro descanso y para la integración de lo que aprendemos. Todas las noches cumplimos varios ciclos de sueño por los que pasamos por distintas fases, y una de ellas es la fase en la que soñamos. En estos momentos, integramos en nuestra memoria lo que hemos aprendido durante el día y lo asociamos con lo que ya sabemos. Es el momento de la integración emocional de nuestras vivencias, así que no es extraño que en ocasiones los sueños tengan forma de pesadilla, cuando lo vivido tiene una gran carga emocional, o que a veces nos recuerda otras situaciones intensas ya vividas.

Todo esto es lo que nos dicen los neurocientíficos, pero uno de los libros más interesantes que he leído fue La Interpretación de los Sueños de Freud, escrito ya hace un siglo. En él se hace una descripción exhaustiva del lenguaje simbólico que aparece todas las noches en nuestro soñar.
Freud se fijó en que las imágenes y narraciones que aparecen cuando dormimos, tienen relación con nuestras vivencias en forma metafórica. Jung profundiza aún más en el significado alegórico de algunos sueños, y en nuestras historias podemos encontrar mitos y simbolismos comunes a todos los humanos, aunque pueden tomar diferentes formas según las culturas.

Una diferencia entre Freud y Jung se basa en la interpretación que le dan a los símbolos que aparecen. Mientras la teoría de Freud interpreta todo como símbolos de los impulsos sexual y de muerte, Jung los interpreta desde el punto de vista del impulso espiritual que tenemos, hacia la individuación y conexión con el Ser. En cualquier caso, Jung acepta de Freud los procesos de simbolización que realiza el lenguaje onírico, y su papel de portavoz de ese mundo emocional que escapa de la conciencia egoica de vigilia y que está relegado a las sombras del inconsciente.
Otra de las diferencias entre Freud y Jung es el distinto contenido que considera que tiene el inconsciente, lo que Jung llama sombra. Para Freud, el contenido inconsciente es siempre lo que se reprime de los impulsos del placer-sexual y el instinto de muerte, siempre es algo que no queremos admitir; pero para Jung no sólo la sombra está compuesta de lo reprimido, sino también están allí todas las fuerzas arquetípicas de un inconsciente colectivo compartido ,y en esta sombra también se encuentra un tesoro, no sólo los dragones que tememos y no queremos aceptar.
Si soñamos con una copa, para Freud sería un símbolo de los genitales femeninos, mientras que para Jung sería un símbolo del Santo Grial, un símbolo alquímico de la Energía Divina Femenina.

Pero para mí, lo verdaderamente rescatable del lenguaje onírico, es que nos puede ser muy útil para conocernos mejor, porque vemos cuáles son los procesos de simbolización que utilizamos, y podemos captar el mensaje que tiene nuestro inconsciente sobre nuestras vivencias y conflictos. El que aparezca una copa en el sueño forma parte de las asociaciones y metáforas que utilice en ese momento el soñante, fruto de su pasado, de las circunstancias en las que vive y de los temas emocionales que le ocupen en ese momento.Así que yo me enfrento a los sueños sin saber cómo pueden ser interpretados, sino que dependerá de lo que asocie en este momento según sus preocupaciones o ilusiones conscientes e inconscientes.

Si no tenemos ningún terapeuta que nos ayude a entender el lenguaje de nuestros sueños, puede ser útil escribirlos en una especie de diario, en donde también escribamos todo lo que se nos ocurra a partir del sueño, en asociación libre y sin hacer crítica sobre lo que nos viene en mente. Es hacer un autoanálisis al estilo freudiano, aunque sin tener en cuenta necesariamente una interpretación sexual.

Otra forma, que proviene de la escuela Gestalt es tomar cada una de las partes y elementos del sueño como si fueran una parte de nosotros mismos. Incluso los objetos que no son personas, también pueden ser representativas de una parte de nosotr@s mism@s, como un coche que simboliza esa parte de nosotros que es capaz de moverse y salir de una parte para llegar a otra.

Cualquiera de las dos formas de acercamiento a la narración onírica, nos dará pistas sobre como sentimos nuestra realidad y cómo nos evaluamos a nosotros mismos en relación a ella. También nos podremos dar cuenta de que en los sueños pueden condensarse más de un significado y que hay varias historias y varias interpretaciones todas válidas!
El problema de hacer la interpretació solos, sin un terapeuta que nos acompañe, es que no podemos controlar nuestro punto ciego. Si tenemos una estructura defensiva que nos haga negar y reprimir, será difícil que, sin ayuda, podamos realmente integrar todo lo que nuestro inconsciente nos envía como mensaje.

Escuchar nuestros sueños puede ser una fuente de conocimiento de nuestra sombra, un conocimiento necesario para poder evolucionar y trabajar la psique. Los sueños nos pueden remitir incluso a aquellas experiencias preverbales que es difícil recordar a través del lenguaje y lo semántico. El sueño permite la simbolización a partir de imágenes y de ese envoltorio preverbal en el que desde el nacimiento nos movemos, condensado en una historia que aparentemente tiene que ver poco con nuestra vida real, pero que cuenta una parte importante de nuestro psiquismo.

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