DESAPRENDER

Un comentario en la última entrada señala la importancia que tiene desaprender.
Es cierto. En nuestra vida adulta nos encontramos muchas veces que para crecer y evolucionar tenemos que deshacernos de patrones de reacción ante determinados acontecimientos, personas, e incluso nosotr@s mism@s.

¿Desaprender o aprender de nuevo?

Son las dos cosas...En realidad, cuando queremos cambiar debemos aprender nuevas formas y debemos desaprender a reaccionar de la misma manera; esto es lo que lo hace un proceso difícil, más largo de lo que nos gustaría, con lo que tenemos que hacer un esfuerzo. A veces necesitamos de nuestra conciencia constante de lo que hacemos y un esfuerzo de voluntad para hacer las cosas de distinta manera. El automatismo es el aprendizaje anterior, así que debemos poner energía y conciencia para el cambio.

Muchos de los aprendizajes que hicimos en el pasado, se han convertido en modelos internos que operan sobre lo que vamos viviendo, introduciendo el pasado en el presente. No sirve de nada tomar conciencia del presente si no somos conscientes de las creencias profundas y los recuerdos emocionales del pasado que se disparan. De ahí que un proceso de meditación en el aquí y ahora nos sirve para poder mantener la conciencia sobre todo lo que nos sucede, sentimos, percibimos. Eso es muy útil en las personas que intentan resistirse y huir de lo que sienten. Pero para poder cambiar los procesos de ahora en adelante, tenemos que tomar conciencia de los patrones que nos hacen interpretar la realidad, y eso es difícil hacerlo sin una persona al lado que nos llame la atención sobre ello.

Tratar de cambiar implica el aprendizaje de nuevas pautas, pero las anteriores no desaparecen -como por arte de magia- por haber aprendido nuevas cosas. La memoria se encarga de ello. Necesitamos de la memoria para aprender, pero ella es nuestra mayor enemiga en ocasiones. Es importante saber, no obstante, que la memoria re-construye cada vez el recuerdo. Si recordamos algunos acontecimientos pasados a la luz de nuestra conciencia actual, el recuerdo se modifica. Esa es la razón por la que una terapia basada en el análisis del pasado puede hacer que los recuerdos signifiquen otra cosa distinta a la que habían tenido, gracias a un nuevo punto de vista o a una persona que nos hace ver las cosas de otra manera, o una experiencia presente que nos re-significa cosas del pasado.

Hay, sin embargo, memorias difíciles de cambiar porque se instalan en el inconsciente corporal y biológico. Es la memoria de procedimientos, en la que se incluye el "estar yo con otro". Son patrones que no fueron almacenados en la memoria semántica ni episódica. No podemos recordar ningún evento al que resignificar de nuevo. El cambio, entonces, se produce por una nueva clase de interacción, que se repite una y otra vez hasta que funcionamos de forma diferente. En este proceso de cambio tenemos que contar con "recaídas" en el anterior patrón. Por ejemplo, tenemos una forma de estar en el mundo de "tú estás bien, yo estoy mal", como dicen en el análisis transaccional. No obstante, vamos generando un nuevo patrón de "yo estoy bien, tú estás bien", que se da bien con las nuevas relaciones que hacemos. Pero a veces, basta que alguien nos recuerde de forma inconsciente y emocional a aquella persona con la que internalizamos el primer patrón, para que volvamos a lo mismo de siempre (un jefe que nos recuerda a nuestro padre autoritario, por ejemplo).

En estos casos, debemos entender las "recaídas" como parte de un proceso normal de aprendizaje. Cada recaída es un momento para la profundización de nuestro conocimiento de nosostr@s mism@s, y una "limpieza" cada vez más profunda de nuestros patrones de reacción.

Hay quién llama a todo este proceso "deshacer el karma"


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