DISTINTAS FORMAS DE AMAR




El amor es una necesidad básica y, al tiempo, un imperativo moral.
Decía en la "nutrición afectiva" que necesitamos tanto del amor como de la leche materna y, por otra parte, todos los caminos espirituales marcan el amor como el objetivo y el camino.
¿Pero qué es el amor? ¿sólo hay una única forma de amar?
Es difícil definir el amor pero si hay algo que lo defina es que es el nexo que nos une a los demás y a los demás con nosotros. Es el sentimiento que nos llena, el antídoto de la soledad, el aislamiento y el vacío y, para muchas personas, lo que da sentido a sus vidas. El amor nos da la medida de nuestra valía y nos hace conscientes que formamos parte de alguien, del mundo, de la vida; nos hace sentir importantes, ya no somos insignificantes. En última instancia, el amor nos define y nos da la identidad. Sin alguien que nos quiera ¿quienes somos? Muy, muy en el fondo sabemos que sin amor no somos nadie. Podríamos decir,entonces, que del amor depende nuestra salud psicológica y también nuestra salud física. Hay muchos estudios que ya demuestran la relación del afecto con los sistemas biológicos del cuerpo. ¿Sabíais que el contacto físico y las caricias regulan el latido del corazón, la temperatura y la homeostasis corporal en el bebé?

¿Pero qué tipo de amor necesitamos?

Normalmente, los modelos que nos guían consciente o inconscientemente son "el amor de madre" y el amor romántico". Con el primer tipo pensamos en el amor generoso e incondicional que todos necesitamos sentir en el inicio de la vida y el segundo sería la versión adulta del primero, cuando las hormonas sexuales nos marcan el deseo y la segunda forma que tenemos de vincularnos al otro, la que permite perpetuarnos como especie.



El "amor de madre" nos habla de la generosidad del sentimiento de amor. Aquella parte en la que damos sin esperar lo mismo a cambio. En el segundo tipo nos fijamos en lo que recibimos y, en el mejor de los casos, en la reciprocidad del sentimiento.

Lo que los estudios de Psicología del Desarrollo han demostrado es que el impulso a estar relacionado con el otro por un vínculo afectivo es un impulso innato. Todos nacemos con la capacidad de vincularnos, salvo que nazcamos con problemas graves de desarrollo. El autismo sería uno de estos problemas, que se caracteriza por no poder establecer relaciones. Pero la forma que adopte el vínculo dependerá del cómo nos hayan amado en el inicio; es decir, aprendemos a amar y a ser amados, tal como nos enseñaron a hacerlo.
A la temprana edad de 12 meses podemos observar ya la relación que establece un bebé con su progenitor. Según las pautas de crianza que hemos tenido, tenemos un estilo de vincularnos que puede durarnos hasta la vida adulta y nos marcará el tipo de relación  de pareja que estableceremos en el futuro.
Hay pautas de crianza que nos hacen sentirnos seguros, protegidos y con un sentimiento interno que somos merecedores de amor sólo por el hecho de haber nacido. Otras formas de criarnos pueden hacernos sentir "amables" sólo si nos comportamos de una forma específica, y otras pautas, directamente, nos harán sentir que no somos merecedores de amor y que no podemos esperarlo del mundo y de la gente.

Pero sea cual sea el modo en que nos han amado y aprendemos a amar, el impulso innato a sentirse conectado con el otro no desaparece. Muchos hablan de la incondicionalidad del amor que sienten los padres por sus hijos. Sin embargo, lo que he constatado por mi experiencia clínica profesional, es que el auténtico amor incondicional es el de los niños por sus padres. Todos los que hemos trabajado con familias maltratadoras vemos que los niños se sienten vinculados y ansían el amor de padres que los han maltratado y negligido afectivamente. Se aferran a ellos sin cuestionarlos; incluso a veces los idealizan, negando faltas graves. Defienden a sus padres abusadores, justificando sus comportamientos. Incluso en las situaciones en que los odian por lo que les han hecho sentir, el vínculo fuerte permanece en forma de odio, siempre con la expectativa de ser reconocidos por los que les han hecho tanto daño. En el fondo siempre hay una necesidad de que esas personas tan importantes les quieran y no les hagan sentir tan poco merecedores de amor. Y se establece una peligrosa asociación: el amor y el sufrimiento van unidos; "quién bien te quiere, te hará llorar" es el peligroso dicho popular.

Pero no todos hemos sufrido este tipo de maltrato tan evidente. Sin embargo, hay muchas formas de aprender a amar, formas en las que se asocia el amor con determinadas características. Los hijos de padres invasivos asocian la intimidad con el agobio; los hijos de padres sobreprotectores puede que teman las relaciones externas y carezcan de habilidades para relacionarse con el mundo; los hijos de padres fríos puede que no sepan mostrar afecto y se sientan incómodos; los hijos de padres traumatizados puede que sientan el vacío de forma permanente y exijan de su pareja en el futuro contínuas muestras de amor para sentirse querido, puede que no sean capaces de vivir el vínculo de forma interna, incapaces de sentir amor si el otro no está presente, se desesperan en la ausencia. Otros temen el abandono como una constante en las relaciones y los celos invaden sus relaciones de pareja. Algunos prefieren abandonar antes que ser abandonados o causan el abandono para sentir el control de sus vidas, incluso matando al otro...¿os habéis fijado en la cantidad de muertes de mujeres en procesos de separación?

¿Es esto siempre así?

Sí y no

Siempre aprendemos a amar así como nos hemos relacionado en la primera infancia

Pero no siempre esto tiene que ser determinante para nuestra vida futura. Por fortuna, el impulso de vincularse al otro es una constante en nuestras vidas, y esto nos permite que haya nuevas personas en nuestra vida que nos enseñen a amar y ser amados de forma diferente. Por eso el amor es lo que nos cura.
No obstante, algunos de estos patrones nos pueden hacer elegir a las personas que nos son familiares (aman de una forma igual a nuestras familias; o bien, por la ley del péndulo de forma diatralmente opuesta) y nos vemos metidos en sufrimientos de amor permanentes. Cuando eso ocurre, es muy importante hacer conscientes los patrones que nos hacen elegir y reaccionar siempre de la misma forma. Por eso, deberemos buscar una relación terapéutica, a veces con un profesional, que nos ayude a establecer relaciones diferentes.

En el amor siempre está la respuesta...


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