EL PODER DE LAS PALABRAS

Pintura de Francine Van Hove
Desde que he descubierto que me gusta escribir, pienso mucho sobre el poder de las palabras. A veces, las palabras son fonemas y grafemas vacíos. No son las cosas. Podemos decir "te quiero mucho" y que no signifique nada más que un momento de sentimentalismo; se dice mucho en las redes sociales sin que eso implique que se vayan a dar todos los actos que hacen realmente sentir que se da y recibe amor.
Y otras veces, las palabras tienen unas repercusiones inmensas: dar explicación a algo que se vivió, la transformación de nuestra propia imagen, como cuando a alguien que ha crecido pensando que era un patito feo, un cisne le dice "eres de los nuestros"
¿Cuántas veces en la vida oscilamos entre estas dos posibilidades?¿Cómo aprendemos a discriminarlas?
El lenguaje no verbal y las acciones que acompañan a las palabras son los contextos que nos dan su veracidad. La experiencia también es una gran maestra: aprendemos a no ilusionarnos por los sentimientos que nos provocan algunas palabras hasta no saber más; las ponemos en cuarentena.
Pero hay magia en algunas palabras, cuando son capaces de evocarnos y provocarnos cambios internos. Algunas palabras tienen magia, son terapéuticas, nos transforman.

Las palabras son comunicación, arte y magia. No debiéramos nunca traicionarlas ni vaciarlas de significado. Sólo en su más absoluto respeto, podemos convertirnos en hombres y mujeres de palabra, en magos, brujas, chamanes y chamanas capaces de transformar la realidad.

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