SOBRE COLECHOS E INCESTOS...

Juré hace un tiempo que no participaría de debates en Facebook con lacanianos porque tienen planteamientos tan sectarios que es imposible realmente un debate enriquecedor, pero es que hay comentarios que me indignan...
Maternidad, de José A. Romero
Una página de facebook ha publicado un enlace sobre el colecho, criticando a sus defensores. Se desprende de esa crítica que los que promueven el colecho,  fomentan las "madres incestuosas" que tienen a sus hijos como "falos simbólicos" en vez de como "metáforas de amor al hombre", y que con el colecho  lo que hacen es castrar al hombre al negarles las relaciones sexuales...
Y no lo puedo evitar, una indignación empieza a bullir en mi interior hasta el punto de que si de mí dependiera, empezaría a plantearme la nocividad de los planteamientos de algunas escuelas psicológicas...

Para los que no lo sepan, colecho es la práctica de dormir con el bebé. Para los que defienden la "crianza con apego" (que no necesariamente entienden bien lo que es un apego seguro) se ha convertido a veces en una práctica ideológica, desde mi punto de vista. Practicar el colecho puede ser una buena opción para algunas familias, pero no es un prerrequisito para generar un buen vínculo. El colecho puede ser una buena opción para que toda la familia pueda descansar bien en ese tiempo en que el bebé aún no ha regulado sus funciones fisiológicas. También puede ser una buena opción para bebés más sensibles, con un sistema de alerta que se les activa rápidamente y se sienten inseguros al despertarse solos en la noche, además de que el permiso por maternidad acaba a la temprana edad de 16 semanas para las madres trabajadoras, que necesitan poder dormir; pero a lo mejor no es necesario para bebés e infantes que duermen tranquilos toda la noche y que estar en su cuna, incluso en su propia habitación, no les supone ningún malestar.

Para los que critican el colecho, desde las postulaciones lacanianas, parece que las relaciones sexuales sólo se pueden tener por la noche, y que una madre, sin un padre que separe a la díada, sólo puede producir seres humanos defectuosos. Para los lacanianos, que los hijos son para las madres "falos simbólicos o metáforas del amor al hombre",  toda la Psicología de la mujer se reduce al falo y al hombre... ¡Fijáos en la diferencia con Daniel Stern, el que habla de la constelación materna!

Y ante tanta escuela psicológica, cabe recordar datos reales, no ideológicos:

a) El bebé nace sin la capacidad de autorregular sus funciones fisiológicas, incluso las más básicas. El latido del corazón y la temperatura en los primeros días se regula gracias al tacto y al acunamiento. No tiene regulado tampoco los ciclos día y noche. La presencia de la madre es vital en los primeros meses de un ser humano
b) Para la mayoría de madres no perturbadas (los estudios hechos en diversas culturas dan como resultado que la mayor parte de hijos tienen un apego seguro con sus madres) el hijo es un ser humano en sí mismo, vulnerable e indefenso cuando nace, y la biología de la madre, con unas hormonas que le ayudan a "enamorarse" de su bebé y que la impulsan a a cuidar, permite que su cría pueda medrar, y así sostener a la especie. No es ni un falo, ni necesariamente la metáfora del amor al marido. En las diferentes culturas en donde los niños crecen con un vínculo seguro, hay niños que duermen en su habitación y otras donde no se separan de la madre y no son abusados ni física, ni psicológicamente
c) La supervivencia del bebé es prioritaria frente a las necesidades sexuales de un hombre adulto, que tiene la capacidad de tolerar la frustración. El padre de la criatura es un hombre de pleno derecho, y no necesita de una mujer-madre, a no ser que sea un hombre inmaduro
d) Estadísticamente, el incesto se da más entre padres y parejas de las madres (padrastros) y los hijos, que entre madres e hijos ¿cómo explica esto el patriarca Lacan?
e) (y no por último menos importante) las mujeres somos seres humanos enteros, no somos hombres a los que les falta el pene. Tenemos útero y pechos, que en la maternidad proveen de alimento a sus crías, no sólo son estímulos sexuales para los hombres. El papel del padre no debería ser competir con la madre por su atención, como un ser que debe ser el centro del universo,  sino de proveer de un entorno de seguridad para la díada madre-bebé. Cuando los hombres se comportan como padres y parejas maduras, las relaciones sexuales se van retomando al ritmo en que la presencia de la madre va siendo menos necesaria para el bebé, y la madre puede descansar. 

Los hijos transforman a los padres y a las parejas que se convierten en familias y eso exige creatividad y cambio en las costumbres. Y madurez no sólo en las mujeres que se convierten en madres, sino también en los hombres que son padres.

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