REPRESIÓN Y REDES SOCIALES

A veces impedimos sentirnos en conflicto. Negamos y reprimimos nuestro deseo para complacer al padre, o a la madre o a la idea de familia que nos impusieron. Nos volvemos sumisos por miedo, porque aquello que deseamos nos da miedo también y no podríamos soportar el rechazo o el fracaso. Y todo esto nos sale en forma de dolores musculares, justificaciones intelectuales para no intimar, ataques de pánico y depresiones. O dejar que la vida nos viva en vez de vivirla.
A veces he pensado que el ordenador y las redes sociales nos dan la ilusión de no estar reprimidos, de vivir el deseo como si fuéramos valientes y fuertes, cuando en realidad la virtualidad actúa de represor. No sé si me explico...
La gente tiene grandes amores en internet, y multitud de amigos. Se dicen cosas "a la cara", somos honestos, no nos reprimimos, y hasta podemos tener sexo por internet.
Pero somos unos reprimidos. Quizá nunca se va a materializar el gran amor, las amistades van a caer tras el primer desencuentro, y la gente no se dice las cosas a la cara ni mucho menos...podemos ocultarnos tras máscaras, y hasta ocultar la presencia en la red aunque estemos conectados, así que nunca hemos podido ser más cobardes que ahora.
Y seguimos con el deseo reprimido, porque el deseo será siempre de luz natural, olor y tacto. No hay videoconferencia que pueda sustituir un beso, un abrazo y una mirada que no se pueda velar como en las sombras virtuales.
Ojalá podamos tener la coherencia de vivir materialmente lo que decimos tan fácilmente en internet.
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