SOBRE EL DESAPEGO Y EL AMOR

El desapego es un mecanismo de defensa muy habitual en los tiempos que corren, y yo diría que altamente valorado. Saber dejar atrás las emociones dolorosas, pensar en positivo, no centrarse en las pérdidas, agradecer lo bueno que trae el día... Hay muchas recetas de Psicología positiva que se ofrecen como panaceas,  como si los únicos problemas de la gente fueran el victimismo y la queja; como si no atender a nuestro dolor, no reparar en el dolor del otro y negar los problemas no nos trajeran tantos problemas o más que el estar quejándose todo el día.
Escuchar como el otro se duele es pesado, ya lo sabemos. Y hay gente que manipula con eso; también lo sabemos
Pero ¿y si estuviéramos fomentando una sociedad de usar y tirar absolutamente todo? ¿ No sólo los objetos, sino también las relaciones, las experiencias y las vivencias?

Con los años me va pareciendo menos normal eso de desapegarse, por el daño que nos hace como personas. Por el daño que nos hace a nuestros afectos, a nuestro amor. Con los años, vas viendo la cantidad de personas que han pasado por la vida, y cómo algunas de ellas han desaparecido para siempre. De algunas  no conservo nada, sobre todo las que no tuvieron gran implicación afectiva. Pero otras se llevaron un trozo de mi vida, y ese desapego que siento ahora no me parece bueno...¿es normal que alguien que compartió tu vida incluso íntimamente ahora ya no signifique nada?

Hay personas que se manejan muy bien con el desapego. Tan bien, que a cualquier dificultad que traiga la relación de amistad, de amor, ésta se rompe y se van a buscar nuevos horizontes... ¿No vale la pena luchar por una amistad?¿No vale la pena superar los desencuentros en el amor?¿No vale la pena el compromiso de construir y reparar lo dañado? Funcionamos como millonarios del amor, que podemos cambiar de casa a cada desperfecto...No importa si cada vez debemos pedir una hipoteca, si cada vez nos vaciamos más de afecto por todas las inversiones hechas, si cada vez que supuestamente queremos y amamos para que no se desarrolle nada, no nos dejara más perdidos.

Y eso, claro, nos lleva a pensar qué es eso del afecto y del amor. Porque el amor no es como el dinero, que si lo gastas lo pierdes. O quizá sí... si entendemos el amor como aquello que nos hace sentir bien, una especie de sentimiento que dispara los circuitos del placer en su aumento de serotonina.

Pero quizá porque me vuelvo mayor, ya no quiero ese tipo de amor. Quiero el amor del alma, ese que se siente y que cuando se da, es un afecto comprometido; ese que no es una proyección de nuestras ilusiones y expectativas; ese que nace de algún lugar en el fondo del pecho como si manara de un manantial

Quizá el sentido de toda vida sea conocer esa fuente. Ese amor que está más allá del apego y del desapego...

Y es que debo estar con eso del espíritu navideño...

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