PERSONAS ALTAMENTE SENSIBLES

Creo en la aristocracia, si es que esa palabra es correcta y si es que un demócrata puede utilizarla. No es que crea en la aristocracia del poder...sino...de lo sensible, de lo considerado...A los miembros de esta aristocracia se los puede encontrar en todas las naciones y en todas las clases sociales, de cualquier edad, y se da cierta complicidad secreta entre ellos cuando se conocen. Ellos representan la verdadera tradición humana, la victoria permanente de nuestra extraña raza sobre la crueldad y el caos. Miles de ellos perecen en la oscuridad, mientras unos pocos alcanzan gran renombre. Son sensibles a los demás tanto como a sí mismos, son considerados sin ser artificiosos, su valor no estriba en la ostentación, sino en su capacidad para resistir.
E.M. FOSTER


En estos últimos años la psicóloga Elaine Aron ha llamado la atención y ha publicado un libro ("El Don de la Sensibilidad") sobre un tipo de personas que a veces han sido erróneamente clasificadas como raras, delicadas, imperfectas, o incluso locas por la facilidad con la que se ven afectadas por las emociones. A estas personas las llamó "altamente sensibles" y que, más allá de las diferencias entre ellas, todas tienen en común una sensibilidad mayor para captar los estados emocionales, sentir el dolor y disfrutar de la belleza que los demás. Sus umbrales para captar las sensaciones son más bajos, lo cual quiere decir que captan intensidades que otras personas no perciben, y que se encuentran sobreactivadas en entornos que otras personas pueden vivir como normales.
Les molestan más los ruidos y el estrés y necesitan, por tanto, periodos de aislamiento con mucha más frecuencia que otros individuos, porque necesitan bajar su activación fisiológica. También tienen una tendencia a vivir una gran vida interior y eso los hace más sensibles a las emociones y expresiones artísticas de otros. Serían las personas que en la clasificición de Jung se llamarían introvertidas, con  tantas vivencias provenientes de su mundo interno que les hacen necesitar periodos de soledad y penumbra sensorial para no estar siempre hiperactivadas.

Aunque esta característica de la sensibilidad es temperamental (nacemos con un sistema nervioso más tranquilo o más irritable), la crianza hace que esta sensibilidad se desarrolle de una manera u otra. Si los padres proporcionan un vínculo de apego seguro dotarán a sus hijos sensibles de modos de autorregulación fisiológica o emocional que hará que la sensibilidad se viva como una característica más que define a la criatura y no como un problema; o bien se convertirá en una fuente de sufrimiento para los hijos e hijas que no pueden aprender de sus padres a autorregularse. Y es que si somos muy sensibles, pero no nos han ayudado a lidiar con esta sensibilidad, el hecho de sentir con tanta intensidad se vuelve muy dolorosa.
Es por eso que personas sensibles, con historias vinculares inseguras, son más propensas a estados elevados de ansiedad y tristeza. Eso hace que en la adultez, ante desafíos y adversidades afectivas de la vida, sean propensas a tener que recibir una medicación y pedir ayuda psicológica por sus estados emocionales. De ahí que tantas personas sensibles se sientan imperfectas, neuróticas y hasta locas.
Aunque yo soy una ferviente defensora de no vernos como "etiquetas diagnósticas", es cierto que considero esta clasificación como enormemente útil. A los seres humanos nos afectan las cosas, los eventos que ocurren objetivamente en la vida, pero también nos afectan las representaciones que hacemos o nos hacen de las cosas. Así, no es lo mismo ser depresivo o neurótica que ser altamente sensible. No somos personas imperfectas o defectuosas, sino que tenemos la capacidad de sentir las cosas con mucha más intensidad y eso debe ser reeducado y cuidado, como la persona de piel blanca que debe ponerse mucha más protección para salir al sol o la playa.
Es cierto que las personas sensibles que crecen con vínculos que no les dotan de la capacidad de sentirse seguros internamente pueden sufrir mucho más que los menos sensibles en las mismas condiciones, pero cuando aprenden a tener una base interna de seguridad a través de otras relaciones o la terapia, esa misma sensibilidad les puede dar éxito en la expresión creativa de los sentimientos.
El arte y la belleza no podría ser desarrollado y valorado si no fuera por la sensibilidad de algunos.


Pinturas de Mark Arian, Natalie Shau y Félix Mas

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