¿AMOR INCONDICIONAL?

Ya estamos de nuevo en Navidad, y el mensaje de estas fechas se refiere siempre al amor.
En el cristianismo tenemos el mandato de amar al otro de forma incondicional y sin esperar nada a cambio. Otras tradiciones espirituales también van en este sentido.
Pero, ¿qué es el amor incodicional? ¿a qué nos referimos cuando hablamos de querer al otro sin esperar nada a cambio?
El arquetipo de amor incondicional es el amor de madre. Es un amor que se entrega, que con gusto se da y que conlleva la relegación de las necesidades personales en pro del bebé recién nacido.
Cualquier mujer que haya sido madre deseando serlo, sabrá que es cierto que se quiere al recién nacido aún sin saber qué persona vaya a ser ni si hará lo que nosotras queremos. Se le quiere por el hecho de estar en el mundo, por haber nacido, por dejarnos besarle y cuidarle y por darnos  la alegría de verle crecer, ganando autonomía. Todas las madres, consciente o inconscientemente, sabemos que el destino final de ese bebé será apartarse de nosotras para buscar otros brazos en quién estar. Así que sí, es un amor incondional cuyos frutos recibirán otros y otras.
Ese tipo de amor, de arrobamiento, es lo que necesitamos para estructurarnos como individuos sanos y enteros, tal como he dicho en otras entradas del blog.
Pero ¿quiere decir que si queremos incondicionalmente lo debemos consentir todo?
Obviamente, no.
El amor incondicional se da al ser, no al hacer. El amor incondicional nos puede llevar a comprender, pero nunca a justificar todo lo que se haga; ni siquiera en su nombre. Podemos amar a la persona, pero si precisamente queremos, deberemos decir no y basta en muchas ocasiones. En los hijos, porque tienen que aprender a respetar y hacerse respetar y para eso necesitan de nuestro modelamiento. ¿Cómo vamos a enseñarle el respeto si consentimos todos sus caprichos y egoísmos?. Y en un adulto, porque no es amor el dejarse pisar, sino complacencia y sometimiento. Y también porque un adulto no es un hijo con el que se tiene la responsabilidad de la manutención, ni la responsabilidad de educarle.
Que el amor incondicional se asocie al amor de madre hace que se espere de la mujer este tipo de amor en cualquier ocasión. Hace que tengamos unos condicionamientos que nos hacen ser dependientes y complacientes en todo tipo de situación. En las relaciones adultas y de pareja, consentimos traiciones, maltratos y abandonos en nombre del amor romántico y pasional, que también se supone incondicional. Nuevamente confundimos el ser con el hacer porque podemos querer mucho a alguien sin tener que consentir todo lo que haga, que son cosas diferentes.
Hay algo en el amor incondicional y en la apertura del corazón que es realmente curativo. Pero si el amor incondicional alimenta el egoísmo de la otra persona, no es amor incondicional sino sometimiento debido a condicionamientos sociales y familiares. Amar al otro no es reforzar su ego, sino entender sus necesidades básicas de conexión emocional, afecto y crecimiento personal
Puede haber mucho afecto y conexión emocional en un no...

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