SIMBOLIZAR, NO INHIBIR


No acabo aún de entender porqué la Psicología, que en los años 60-70 dio tanta importancia a la expresión de sentimientos, ahora está dando un giro hacia el pensamiento positivo y la inhibición de la expresión de las emociones y cogniciones "negativas". Pero está claro que todas las disciplinas científicas tienen un trasfondo ideológico que se transforma en modas y tendencias que sólo destacan un aspecto de los complicados procesos biopsicosociológicos.
Parte de esta ideología actual se resume en maximizar el pensamiento positivo y en acentuar la maldad de determinadas emociones o la expresión de quejas. El libro Sonríe o Muere de Bárbara Ehrenreich hace una crítica exhaustiva de la ideología ultraconservadora y reduccionista de estos tipos de pensamientos, psicologías y pseudoespiritualidades que tan crueles son para las personas que padecen algún tipo de adversidad.
Para nuestra salud psicológica (y también física si es que de algún modo pueden separarse) es muy importante recordar que todas las emociones y sentimientos tienen una razón de ser, un sentido y una función, y que sólo la interacción de nuestro psiquismo en un determinado entorno es lo que puede considerarse adaptativo o no... Pongamos un ejemplo:
Si siguiéramos la moda de los 60-70, cualquier expresión de los sentimientos sería bienvenida como una señal de desinhibición y de que hemos superado la represión neurótica. Pero eso puede hacernos unos auténticos desagradables, invasivos e irrespetuosos cuando expresamos sin tener en cuenta los sentimientos de los démás. No obstante, si consideramos que la ira es únicamente destructiva, y que las quejas son la expresión de nuestro negativismo y que eso es lo que enviamos al universo, ninguna lucha por la injusticia ni desigualdad social se haría ni tomaría forma. Ni a un nivel microsocial, ningún desequilibrio en nuestras relaciones podría ser corregido.
Expresar nuestras quejas, pensamientos negativos y emociones de una forma desinhibida sin mesura es un problema de regulación emocional. No expresarlo e inhibirlo, también es un problema de regulación emocional, porque lo único que sabemos hacer es reprimir o suprimir, sin dar salida ni conseguir aquello para lo que las quejas y los enfados pueden servir.  No sabemos salir ni de la amargura, ni la tristeza ni del enfado. Sin embargo, algo muy diferente sucede cuando podemos hacer una expresión simbólica de aquello que pensamos y sentimos teniendo en cuenta los sentimientos y los derechos de los demás. La simbolización específicamente humana es el lenguaje. Dar palabra es dar expresión civilizada y humanizada de lo que sentimos.
 Las quejas pueden expresarse en forma constructiva en nuestras relaciones y a nivel social, como movimientos organizados no violentos.
Y cuando la simbolización se aúna con las creatividad, y se utilizan otros modos de simbolizar como la música o la expresión plástica, o formas literarias, se puede llegar al Arte...



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