DESARROLLO MORAL

Normalmente la gente piensa que la ética es una cuestión de educación en valores. Desde luego que en parte es así, porque las criaturas aprenden de la imitación y de lo que es importante para los adultos que ellos quieren y necesitan. Eso implica que los padres tienen que ser cuidadosos con lo que valoran, no sólo por lo que dicen, sino también con lo que comunican con su propia conducta.

Sin embargo, hay bases biológicas para la conducta altruista y moral, como los estudios de Etología y Etología Humana demuestran. Los grupos de chimpancés presentan conductas altruistas, como las hembras que ayudan a una madre a cuidar a su pequeño con Síndrome de Down. Los psicólogos evolucionistas teorizan sobre la función para la adaptación y supervivencia para la especie que tienen ese tipo de conductas.

Desde luego que los humanos nacemos preparados para desarrollar la empatía. Las emociones de los otros nos inundan y contagian, y tenemos una serie de neuronas espejo que nos permiten conocer las emociones y las intenciones de acción que tienen los demás, con sólo observarlos. Pero como en casi todos los comportamientos humanos de base biológica, dependerá del ambiente que rodea a la criatura, que esta protoempatía pueda desarrollarse en conductas prosociales que aparecen ya en los preescolares. Creo que ya lo he mencionado en otras entradas, que los niños con un apego seguro desarrollan la empatía y las conductas prosociales en la primera infancia, que luego será la base para las conductas de solidaridad y altruismo. Así pues, el desarrollo moral y ético de una persona tiene su base en cómo fue tratado en la primera infancia, y de cómo esa serie de comportamientos serán reforzados en otros entornos como la escuela y el grupo de pares.

Una vez en la edad adulta, el desarrollo de un comportamiento moral que va más allá de hacer las cosas bien para evitar consecuencias y castigos, dependerá de poder reflexionar sobre una serie de valores que guiarán una "moral universal". Es decir, que nuestra conducta podrá ser guiada por valores como la solidaridad y la cooperación, más allá de los grupos y fronteras, imaginando una serie de mundos posibles. Para eso se necesita el desarrollo cognitivo que nos coloque fuera del centro del mundo, para poder pensar en otros mundos y sociedades y pensar en el bien común. El desarrollo cognitivo, como han demostrado los estudios longitudinales, depende también en parte del entorno. Los niños aprenden para otros, para aquellas personas significativas que le refuerzan su curiosidad. Una vez más, el desarrollo de una criatura dependerá del entorno de su primera infancia.

Las distintas fases y estadios del desarrollo moral fueron estudiados y descritos por L. Kohlberg y Carol Gilligan, quién introdujo el factor de género para estudiar el desarrollo moral en niños y niñas.

El conocimiento de cómo funciona el desarrollo moral me lleva a pensar que ciertas ideologías no deben ser consideradas como una elección de valores, sino como una detención en el desarrollo de las personas. Es decir, que los gobernantes y altos mandos de las instituciones que muestran un ejercicio de su poder egocéntrico y egoísta, y que se muestran narcisistas en sus intervenciones, nos debiera hacer pensar que elegimos a personas para que nos gobiernen que no han completado su desarrollo psíquico.

 ¿Y qué hacemos permitiendo que nos gobiernen inmaduros perversos?

Ana Cortiñas

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