CÓMO SE PUEDE FORMAR UN TRAUMA

Boris Cyrulnik
Cuando pensamos en traumas psicológicos, pensamos en fracturas, roturas, en situacíones dramáticas que desgarran nuestra vida. Podemos pensar en grandes tragedias, como ser víctima de un atentado, o de abusos parentales de todo tipo, o muertes y pérdidas sucesivas.
Pero hay otras forma de que se formen traumas. En nuestro sistema psicológico también se produce una especie de osteoporosis psíquica, que mina nuestros huesos, nuestro sostén.

Me ha parecido útil compartir con vosotros un fragmento del texto de Boris Cyrulnik Morirse de vergüenza

El trauma no siempre es tan flagrante. Muy a menudo es insidioso, y la vergüenza adquirida durante el desarrollo graba en la memoria del niño un abceso difuso, un desgarro invisible. En las interacciones diarias, a veces un padre, sin darse cuenta, expresa gestos y mímicas de rechazo o de desprecio. Algunas expresiones verbales destructivas como "'otra vez tú!...grrr...¡no me extraña de ti!", algunos gestos faciales involuntarios como una boca apretada, un ceño fruncido, una rigidez del cuerpo que se aleja cuando el niño quiere abrazarse a él, expresan un deseo de distancia afectiva. Cuando estos gestos significativos, vitales para un niño, se repiten a diario a la menor interacción, durante años, acaban por grabar en la memoria del pequeño una sensibilidad infeliz, una vulnerabilidad adquirida que se manifiesta por comportamientos de humildad excesiva. El niño se anula, se calla, baja los ojos, y evita cualquier enfrentamiento verbal. Su impulso afectivo hacia un padre que le rechaza le ha hecho adquirir la sensación de que cualquier afecto es inaccesible. Se vuelve anormalmente bueno, alicaído, silencioso, distante, hasta llegar a la adolescencia, cuando necesitará utilizar este estilo relacional para intentar la aventura sexual. Los minúsculos desgarros cotidianos han construido en su alma una representación de sí mismo que sería algo así como: "ya veo que te decepciono... No estoy a la altura de tus sueños...Es normal que me desprecies..." El niño se mira en la mirada de su figura de apego, que le remite a una imagen de desdén. Los hermanos, los compañeros de escuela, los enseñantes, cualquier persona significativa para él tienen el poder de hacerle interiorirzar una imagen desvalorizada de sí mismo. Ser rechazado o despreciado por alguien cuyo afecto esperabas es una herida traumática. Esta agresión menos flagrante que una violación o que una escena de horror es mucho más traumatizante, ya que, como que es poco consciente, resulta más difícil de analizar y nos protegemos menos de ella.

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