ANSIEDAD

El inevitable grito de Munch
La ansiedad y el miedo son hermanas. Son emociones que pretenden alejarnos o prepararnos para enfrentar un peligro. Tener un punto de vista evolucionista nos ayuda a pensar que tienen su función, que cumplen un objetivo y que nos ayudan como especie. Si no tuviéramos miedo de animales potencialmente peligrosos, o si no pudiéramos anticiparnos a los peligros, no hubiéramos sobrevivido.
Ambas emociones se adjetivan como negativas. Desde luego que son displacenteras. Ansiedad y miedo son incompatibles en el mismo momento con el placer y no son agradables cuando se sienten contínua o intensamente. Así que los psicólogos y psiquiatras tienen toda una serie de técnicas y medicaciones para combatirlas. El mayor gasto farmacéutico en nuestra sociedad es el de ansiolíticos y antidepresivos.

¿Qué podemos aprender de la ansiedad? Que hay peligros que nos pueden hacer perder lo que valoramos y queremos. Estos peligros, o supuestos peligros, toman la forma de "y si..." y es bueno tenerlos en cuenta cuando planeamos algo. Con el "y si..." los anticipamos, y si podemos, los prevenimos.

No obstante, algunas personas podemos ser en exceso inseguras. Si tenemos un sistema nervioso sensible y crecimos con vínculos inseguros (por definición, ansiosos) nuestros "y si..." son exagerados, catastrofistas, permanentes. Como no hemos establecido una base de seguridad, cualquier excursión por el mundo real y emocional está lleno de peligros. La ansiedad pretende que controlemos todo para que podamos sentirnos seguras, y puede haber en su trasfondo un perfeccionismo para que nada nos sorprenda ni se nos vaya de las manos.

No es fácil soportar la ansiedad. Y menos cuando la sentimos continuamente. Deseamos escaparnos de ella... Si nos quedamos en casa, si no nos arriesgamos en nada y no aceptamos retos nos libramos de sentirla. La evitación es un mecanismo de defensa poderoso, pero castrador.
Christian Schloe

Sin embargo, si decidimos enfrentarnos a nuestro crecimiento, podemos utilizar la ansiedad como una forma de flexibilizarnos y aprender a encontrar la seguridad en nuestro interior, en la capacidad de encontrar recursos en nosotros/as mismas/os. Los "y si..." pueden servirnos para pensar cuáles son nuestros recursos en el caso de catástrofe imaginada. ¿Y si se ríen de mí? ¿y si tartamudeo? ¿y si me enamoro y me deja? ¿y si muero en un accidente?¿y si me quedo sola para toda la vida? Poder encontrar las formas de superarlo, nos puede tranquilizar y empezar a confiar en nuestras capacidades.

La gran pregunta, ante el miedo y la ansiedad, es ¿vale la pena sentir ansiedad y aprender a superarla para tener la vida que queremos tener, o preferimos encerrarnos en casa y dejar de vivir en el mundo?
Una vida con sentido y compromiso nos reta a tener coraje para superar los miedos e intranquilidades pero no los evita. ¿Preferimos tener una vida con sentido y compromiso o queremos que nuestro objetivo sea no sentir nunca miedo y ansiedad? ¿es posible tener una vida plena sin momentos de displacer?

Como psicóloga conozco técnicas de relajación que pueden ayudar. Pero por mi experiencia, son útiles si las aprendemos a hacer cuando estamos bien, y éstas se convierten en disciplinas. Al ayudarnos a bajar el nivel de activación neurológica en general, luego es más fácil, en situaciones de ansiedad, utilizarlas. Me refiero a cosas como el yoga, aprender a relajarse de forma autohipnótica, meditar, hacer ejercicio físico...todo ello nos ayuda a controlar el nivel de ansiedad. Pero a veces, pretender relajarse con una técnica de relajación cuando estamos muy nerviosos puede tener el efecto contrario: tener un mantra interno "quiero relajarme, quiero relajarme" puede ponernos en esos momentos aún más nerviosos. Así que todas estas cosas son útiles si los empezamos a convertir en disciplina a partir de ahora, como prevención.

Un aprendizaje que con la vida hacemos los que nos enfrentamos al miedo y la ansiedad, es que no hay mejor terapia que enfrentarnos a estas emociones. Si tengo miedo, pero lo hago, si me produce intranquilidad, pero me enfrento, el aprendizaje final es que tenemos recursos para superarlos. De cada vez nos sentiremos personas más seguras, seremos conscientes de nuestras capacidades y no nos autocastraremos. Ser capaz de no evitar el miedo y la ansiedad, nos conduce a una vida más plena. Únicamente cuando la ansiedad se convierte en angustia, nos invade todos los momentos del día y no nos deja ningún momento de placer, es aconsejable pedir ayuda. Un buen terapeuta nos ayuda a crear una relación interna que nos da una base segura desde la que explorar el mundo y enfrentarnos a los miedos.

Ana Cortiñas

Comentarios

  1. Creo que el miedo se puede diferenciar en dos clases- El instinto del miedo que se dispara por algo que está ocurriendo aquí y ahora, y el miedo emocional que es un miedo imaginario que ocurre en nuestra mente, ya que el peligro no está presente más que en nuestra imaginación. El primero es responsable de que efectivamente hayamos sobrevivido en las cavernas y aún hoy nos sirve cuando al cruzar una calle y ver un camión venir veloz hacia nosotros, nos apartamos para evitarlo.

    Pero volviendo al miedo, creo que es importante resaltar que aun el instinto del miedo, ese que nos hizo llegar hasta aquí, hoy en día nos sirve de poco porque las respuestas que suscita de la lucha o la huida no son muy adecuadas en la mayor parte de las situaciones que encontramos en la vida moderna. Pongamos que tenemos miedo a que nuestro jefe nos reproche algo que hemos hecho, cuando este nos llame a su despacho no será adecuado ni darle una bofetada, ni salir corriendo.

    El miedo emocional y la ansiedad las veo yo como algo de menos provecho aún. Dices que nos ayudan a hacer planes por si algo sale mal, y esto es cierto, pero esos planes que hacemos desde la borrachera de la adrenalina que estas emociones vierten en nuestro sistema sanguíneo no pueden ser tan acertados como si los hiciéramos con la mente clara. Además desde aquí, no se ve el futuro tan claro, y seguro que se nos escaparán muchos detalles y algunos de ellos pueden ser importantes para la solución. Si vamos con los planes ya hechos tal vez no sean los mejores planes.

    Por eso yo quiero contestar a tu gran pregunta “¿vale la pena sentir ansiedad?” con un no rotundo. Para liberarnos de los miedos y de la ansiedad es necesario el “Desarrollo de la Confianza” en nuestra capacidad de tramitar, de forma adecuada, las circunstancias que nos presente la vida. Y esa confianza en nosotros nos la tenemos que ganar porque no nos la creemos si no nos la demostramos.

    Me encanta tu blog. Tus entradas me parecen muy buenas. Muchas gracias por tanto contenido tan interesante.

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    1. Gracias por lo que dices del blog, y gracias por comentar, cosa que aprecio porque así se puede profundizar y establecer un diálogo.
      Desde luego que nuestro sistema nervioso es arcaico, y que las respuestas de ansiedad ante los hechos pueden ser exageradas, porque percibimos el peligro de forma emocional y sin evaluar la amenaza, salvo que tengamos tiempo para evaluarlo de forma cognitiva. Tengo otras entradas que hablan de eso. Patricia Crittenden expone muy bien los dos tipos de procesamiento emocional y su relación con el sistema de apego
      El mejor remedio contra el miedo y la ansiedad es la confianza, como dices, y eso depende de dos cosas: nuestra experiencia anterior de haber superado los miedos, y de nuestros vínculos tempranos que son los que potenciaron la posibilidad de la seguridad emocional o, al revés, todo lo contrario

      Sin embargo,. en esta entrada expongo el punto de vista de las terapias de aceptación y compromiso : ¿es realista pensar que no vamos a sentir ansiedad? ¿mientras adquirimos la experiencia que luego nos hará sentir seguros, no es inevitable pasar por la ansiedad? ¿es mejor siempre evitarla evitando fóbicamente lo que nos hace sentir inquietos, incluso a veces angustiados?

      En mi caso, la respuesta es no. Prefiero tener ansiedad de vez en cuando y aprender. Poderme sentir que adquiero seguridad a partir de que aprendo a evaluar la realidad de las amenzas que imagino (a veces erróneamente)

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  2. Estoy totalmente de acuerdo Ana, no podemos negarnos a sentir lo que sentimos. No podemos esconder la cabeza bajo la arena para no ver dentro de nosotros el panorama interno. Es tan necesario que lo conozcamos y lo aceptemos como algo que ya es, como también es saludable que desde esa posición hagamos algo para producir un cambio.

    Definitivamente creo que no se trata de huir de lo que nos da pavor sino todo lo contrario. Pero no creo que el darle rienda suelta a nuestra imaginación, inventándonos escenarios desagradables sea un hábito que debamos perpetuar ni recomendar. Sino más bien todo lo contrario.

    Estoy convencido de que las emociones son una reacción a una interpretación consciente o inconsciente de lo que está pasando. Y esta interpretación siempre la hacemos desde nuestro punto de vista, que es un conjunto de creencias sobre quien somos y como es el mundo a nuestro alrededor.

    Es cierto que muchas de estas creencias nos son desconocidas, pero también es verdad que es posible llegar a conocer una gran parte de ellas. Porque cuando la alarma de la emoción conflictiva suena, es que están operando y son las razones que sostienen dicha emoción. Es precisamente por eso que creo que debemos no solo dejar que esa alarma suene, sino estar atentos a ella y agradecerla. Es por eso que no vale esconder la cabeza bajo la arena.

    Me gusta que propones, que si hay tiempo, es de provecho evaluar la amenaza de forma cognitiva y creo que en lo relativo a la ansiedad, dado que siempre existe antes que la circunstancia temida el tiempo no es un problema.

    Por otra parte no conozco a Patricia Crittenden pero buscaré sus escritos. Muchas gracias por la información. Creo que aunque vengamos de escuelas diferentes estamos diciendo lo mismo pero es divertido. Muchas gracias Ana de nuevo por tu blog no es sólo que esté lleno de contenido sino que es muy bonito. Estoy haciendo un nuevo portal para Potenciandote.com y si me lo permites mantendré en la página de portada un enlace a tu última entrada.

    Un saludo.
    José Ángel

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    1. Sí, puedes mantener un enlace del blog en el tuyo. El conocimiento es siempre -para mí- el resultado de interacciones de distintos puntos de vista. Normalmente eso hace posible una síntesis integradora que aporta más luz.
      En cuanto a la ansiedad, quiero plantearla como un motor de cambio, precisamente para trabajar los recursos que más adelante nos harán sentir más seguros. En mi caso, la experiencia de ir superando miedos y enfrentarme y cuestionar los motivos de mi ansiedad, me han ido conviertiendo en una persona más segura... De todas formas, es cierto que hay trastornos de ansiedad, cuando es disfuncional y paralizante, por una inseguridad percibida en uno mismo, y/o un afán de control y perfeccionismo. Pero creo que eso puede ser tema de otra entrada...
      Gracias por comentar!

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