FALSO SELF

Falso self es el nombre que le dió Winnicott al resultado de desarrollar la personalidad de acuerdo con los deseos paternos y/o los elementos que permiten la expresión de algunas características pero no de otras más auténticas.


Hoy en día se sabe que la identidad y los aspectos que se muestran en nuestra personalidad se generan siempre en relación al otro - normalmente nuestros padres- y los condicionamientos sociales que a través de las microinteracciones con nuestras relaciones más profundas y estrechas nos imponen.

Pero si la personalidad es siempre el resultado de la relación con los otros ¿por qué hablar de falso self?

Unos padres que proporcionen un apego seguro, padres suficientemente buenos en palabras de Winnicott, serán empáticos con las características y necesidades de sus hijos e hijas y permitirán la expresión, canalizada simbólicamente, de la propia personalidad que se vaya mostrando en el crecimiento. Los padres que no son tan buenos, permitirán sólo la expresión de lo que ellos desean que sea su hijo, pero no de aquello que no les guste o no sepan manejar. Las criaturas, necesitados del afecto y aprobación de sus padres, se irán sometiendo a los deseos de sus padres, ahogando aquellos aspectos de ellos mismos en el fondo del inconsciente y perdiendo en el camino vitalidad y creatividad. Lo peor de este traumatismo es que la personalidad que se forma es totalmente funcional. Quizá la sociedad apoye la sumisión y, con ella la castración y escisión de la personalidad, de la criatura que crece en una determinada sociedad.


El resultado de este falso self puede ser una incapacidad para amar, ya que lo que se aprendió es "sólo seré amado/a si soy así o de tal otra forma y no de otra", una sensación de futilidad o de falta de vitalidad y de creatividad en aspectos que no fueran reforzados por los padres. Pero quizá socialmente sea reforzado, porque lo que modelaron los padres esté acorde con los valores sociales, con lo cual,  esta falsedad es mucho más difícil de apercibirse y el miedo a la pérdida es mucho mayor a la hora de plantearse seguir el camino del corazón.

Esta escisión de la personalidad es siempre traumática por insidiosa y sutil. A veces es más fácil salir de un trauma abierto como los causados por padres agresivos y hostiles, porque el trauma es visible y hoy en día la sociedad está más sensibilizada a los malos tratos. Pero es muy difícil pensar que aquellos padres que nos quisieron, son los causantes de un daño profundo. Como que nos quisieron ¿qué les podemos reprochar?, y como que el daño fue sutil, insidioso es también, inconsciente. Ni siquiera nosotros podemos darnos cuenta de donde viene nuestra insatisfacción.

Esta escisión, además, es siempre un sometimiento. Rechazar aquello que nos hicieron ser puede significar el miedo a perder el amor y un sentimiento de desamparo y desprotección, ya que la representación de nosotros mismos está ligada al sentimiento de seguridad o miedo al abandono, ya que se forma con nuestras figuras de apego. Bucear en nuestras profundidades puede ser, entonces, pavosoroso y aterrorizante. Hay miedo a la libertad porque ser libre significa ser abandonado y estar desprotegido. Puede ser preferible para algunos, la seguridad del sumiso. Ser libre conlleva el miedo a que si me muestro tal como soy dejen de quererme y yo no sea capaz de sobrevivir.

Es difícil, entonces, que alguien encuentre su verdadero self sin el apoyo de otros que le acompañen y le hagan sentir seguro. A veces es imposible sin el entorno seguro de un  buen terapeuta.

Y se requiere, como siempre, del coraje de quien quiere crecer...

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