MIS PADRES ME QUISIERON Y SIN EMBARGO ME DAÑARON

Cuando John Bowlby planteó que el vínculo afectivo es una necesidad primaria, y abogó , como asesor en la OMS, para que los cuidados maternos se valorasen como una fuente de salud física y mental,  feministas como la antropóloga Margaret Mead se le echaron encima, acusándole de que quería que la mujer volviera a su papel tradicional.
Sin embargo, los estudios del vínculo afectivo no reducen el amor a la maternidad biológica. Los estudios del apego (como se conoce al vínculo afectivo en Psicología) han demostrado que ese papel femenino de madre, tan poco valorado por ese feminismo masculinizante, es de suma importancia para el desarrollo psicológico humano (incluso biológico por lo que se ha demostrado del papel que juegan los cuidados en la homeostasis del bebé y su desarrollo cerebral), pero también puede ser realizado por un hombre o una madre o padre adoptivos.
Indudablemente, necesitamos reivindicar la maternidad. No hay sociedad posible sin madres que gesten. La lactancia materna y la crianza con afecto hacen que la vida se inicie para los niños en un entorno óptimo, pero el que eso ocurra o no, no es determinante para el bienestar futuro del individuo.

Me explico, porque lo de antes puede parecer una contradicción con cosas que he defendido en otras entradas...

Ningún fenómeno humano tiene una explicación simple. En cualquier ámbito humano, los factores que influyen para explicarlo son tantos que hace que sea imposible establecer una explicación causal, sino sólo  se pueden establecer correlaciones entre determinadas circunstancias y un resultado.
Los estudios longitudinales demuestran que un vínculo afectivo seguro en la infancia correlaciona con el bienestar psicólogico, el éxito escolar y social, la capacidad de empatía y la regulación emocional  y es un factor de protección frente a la adversidad, pero si el amor parental fuera lo único que explicara el bienestar psicológico ¿cómo explicaríamos que hay personas amadas por sus padres pero dañadas psicológicamente y otras tiradas al contenedor de basura, abusadas y maltratadas, pero resilientes y felices de adultos?

Podemos entenderlo si sabemos cuál es la función del amor y cómo funcionan las distintas pautas de crianza.
El amor parental funciona si da seguridad emocional, actúa como un regulador emocional que luego interiorizaremos en forma de autocontrol emocional adulto, y fomenta nuestro sentido de la autonomía permitiendo las exploración del mundo más allá de los amorosos brazos de nuestros madres y padres.

Hay amores que ahogan...si los brazos que sostienen a un bebé no le dejan caminar
Hay amores que matan, si una madre o un padre se siente tan identificado con su bebé que no se sabe bien dónde está la frontera entre él/ella y el niño.
A veces la empatía es tan excesiva que la madre/padre no ayudan a contener la emoción del bebé, sino que la intensifican desregulando aún más....
Hay padres que aman a sus hijos y les anulan por su propio bien
Hay niños que nacen muy amados pero en un entorno socioeconómico deprimido, lo que provoca un estrés a los padres que inevitablemente se trasmite a través de microinteracciones que están, en gran parte, fuera de la conciencia.
La danza de la  parentalidad es fascinante cuando se observan las microinteracciones, y entonces se observa y se comprende por qué los extremos se tocan...

Nada es simple en lo humano


Por otra parte, y afortunadamente, el ser humano tiene una plasticidad que permite la resiliencia, esa capacidad que todos podemos tener para superar la adversidad trasformándose en ella.

Por eso, y aunque el inicio de la vida sea tan horroroso como el haber nacido en la suciedad de un baño público, fruto de una violación o hija de la guerra, alguien puede recogerte, adoptarte y permitirte la resiliencia.


La felicidad siempre es posible...



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