LOS TERAPEUTAS

Como parte de los prejuicios respecto a los psicólogos y terapeutas, se cree que están inmunes al dolor y a los problemas psicológicos, y que no pasan por las mismas situaciones que los que vienen a pedir ayuda.
Quizá eso forme parte de la idea de que la salud mental es un estado de bienestar permanente, en el que no se sufre nunca.
Yo, como cualquier otra persona, he tenido que lidiar con épocas de "insania", si sufrir, tener ansiedad y tristeza, acabar agotada psicológicamente y tener que limpiarme de condicionamientos familiares y sociales es "insania".
Creo que lo que se le debe pedir a un terapeuta son una serie de actitudes personales que permitan una relación de ayuda confiable: autenticidad, coherencia, lealtad y una voluntad de crecer psicológica, hasta diría que espiritualmente (aunque nada que ver con la religión). Profesionalmente, la voluntad de crecer debe mantenerse en una actitud de formación permanente y apertura intelectual.
Aún así, podemos equivocarnos y no poder ayudar. Somos seres limitados y también necesitamos ayuda. de otros profesionales y otros seres humanos

Fotografía: el diván de Freud en Viena

Ana Cortiñas

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