UNA PASIÓN PARECIDA AL MIEDO

No hay pasión que robe con tanta determinación a la mente todo su poder de actuar y razonar como el miedo
Edward Burke

Mary Ann Clark Bremer
A principios de los 90 descubrí la literatura de autoayuda y espiritualidad. Al principio me pareció interesante por la parte testimonial que tenía. Una serie de personas que habían pasado crisis, depresiones y adversidades se decidían a contar sus experiencias, junto con las recetas de lo que les había servido y les había ayudado a superar el mal trago. Pero pronto me di cuenta de que, aunque hubiera una parte de verdad en lo que cuentan, todo un negocio editorial se había puesto en marcha en torno al sufrimiento de la gente y su anhelo espiritual. Pocos libros de este tipo son realmente originales, verídicos. Sobre todo, hay pocos auténticos.
Y entonces volví a la Literatura. Algo me decía que era más honesto contar a través de personajes toda la diversidad de vivencias y experiencias humanas. Lo importante en el relato o la poesía es contar lo que nos sucede y lo que la vida nos hace sentir, no mostrar lo espirituales o resilientes que somos. Los estudios me dan la razón: para las personas que lo están pasando mal, es mejor leer poesía y novela que libros de autoayuda. La Literatura nos introduce en la mente profunda, en la diversidad de reacciones, sin moralinas ni consejos; y sin embargo, nos estimula la reflexión y la inteligencia, la comprensión y la empatía.

Una joyita que me he encontrado hace poco es el libro de Mary Ann Clark Bremer Una pasión parecida al miedo (Periférica, 2014) . Es un pequeño libro que cuenta la experiencia -posiblemente autobiográfica- de la autora. Una mujer y un hombre se encuentran en un hotel en Berna, y salen a pasear por la ciudad nevada, contándose intimidades y confidencias. La relación es corta, profunda y hermosa y ella decide, después de esa semana, no volver a contactar con el hombre que ha conocido.
¿Qué impulsa a la mujer a no proseguir la relación a pesar de que el hombre le insiste? Mary Ann Clark Bremer escribe:

Creo que escribo estas palabras para convocar su recuerdo y convocar también el olvido que me aparte de él lo suficiente y para siempre: he aprendido mejor a soportar los malos recuerdos, las pérdidas ocasionadas por la muerte, los desmanes de mi corazón herido. La delicadeza me resulta mucho más insoportable.

Amar se vuelve difícil para el herido. Sentir la conexión emocional ansiada tiene una cara aterradora, pues el dolor es una contrapartida real. La soledad puede ser un bálsamo protector, el envoltorio cálido del refugio, la seguridad frente al peligro.

Pero mis palabras sobran para explicar estos comportamientos. Mejor leer el libro.

Ana Cortiñas

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