LA CEGUERA Y SU MANTO DE INVISIBILIDAD

La ceguera de la razón, de José Ignacio Caña
La ceguera psicológica es un manto de invisibilidad con el que se cubren actos o hechos que se hacen sobre otros sin ningún reconocimiento de las consecuencias que producen. Si además
el ciego piensa, se justifica lo que se hace con teorías o adjetivos -en el mejor de los casos- o con un cinismo rayano a la perversión. Un ejemplo de esto sería agredir verbalmente a otro, y decirle cuando se molesta que "no entiendes las bromas" o "te victimizas" (lo cual puede ser verdad en algunos casos, por eso convence) o, en personas sofisticadas, se hace un discurso razonablemente defendido y fundamentado, con demagogias convincentes, que no es fácil rebatir.
El ciego puede serlo por propio interés (la situación actual produce un beneficio consciente o inconsciente) o puede darse el caso de que la persona haya integrado la violencia sufrida en su propia identidad, como un esclavo que defiende su propia esclavitud.
Algo de esto nos pasa a las mujeres. Milenios de que ciertas cosas sean "cosas de mujeres" hace que aceptemos automáticamente ciertos puntos de vista como la única realidad. La invisibilidad impuesta, para las personas que han acertado a romper y hacer un agujero en la venda, produce una gran impotencia. Cualquier cosa que digamos se tilda de exagerada, haciéndote sentir fanática, incluso que eres tú la que tienes el "cerebro lavado".
Es importante, entonces, que aprendamos a reconocer los mecanismos mentales de la ceguera psicológica para que no nos dejemos invisibilizar, y podamos defendernos de demagogias y argumentos que lo único que pretenden es mantener el "statu quo" de quien no tiene coraje para evolucionar.

Ana Cortiñas

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