NOS OLVIDAMOS DE LA ETICA

No tengo mucho tiempo de mirar la cantidad de noticias y enlaces que aparecen en los perfiles de las redes sociales en las que participo, pero en los pequeños momentos en los que puedo navegar un rato me llaman la atención dos cosas que parecen diferentes pero que yo les veo un elemento común.
Por una parte hay indignación por la cantidad de corrupción que se va desvelando en nuestro estamento político y por otra, las muchísimas frases optimistas que nos exhortan a ver siempre el lado bueno de las cosas, a no acumular agravios, a hacernos recordar que podemos ser felices y que es siempre responsable el que recibe las comunicaciones de lo que se interpreta y el que lo dice es el inocente.
Y si en el mundo de la Psicología, coaching y demás terapias el protagonista es siempre el yo y su felicidad ¿nos extraña la corrupción? Porque en un mundo en donde el otro no existe, no somos responsables del bienestar de los demás, negamos las emociones a veces desagradables que nos daría la reflexión sobre las injusticias y las adversidades, no hay lugar para la dimensión ética tan necesaria para nuestra existencia social. En esta sociedad somos individuos exclusivamente. No somos miembros de un mundo relacional y social, así que...¡sálvese quién pueda!

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